Escultura

La escultura gótica se presentó a la par de la Arquitectura gótica, durando alrededor de 300 años, y generalmente se integraba a la arquitectura y sus construcciones.

Las esculturas góticas, nacieron en los muros de las iglesias a mediados del siglo XII, en la isla de Francia. Las esculturas, se crearon meramente para la adornación de dichas iglesias, por lo tanto, eran esculturas religiosas.

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Aunque el gótico sucede al románico, el hecho es que se produce un cambio brusco en la concepción de las formas, no sólo arquitectónicas, sino escultóricas y en todos los órdenes. El hieratismo geométrico de la figura escultórica románica que induce una percepción atemporal y simbólica deja paso a un progresivo naturalismo donde se busca la belleza formal.

Mediante el concepto naturalista de la escultura gótica se pretende representar el mundo visible tal y como es. Se representa la naturaleza, y por tanto desaparece el anhelo simbólico, que sólo por la arquitectura permanece en el arte gótico.

Este afán por la expresividad llevará al artista gótico a interesarse por la anécdota y lo secundario, tratando en ocasiones lo satírico e incluso lo obsceno. En la escultura gótica se observa una progresiva liberación del marco arquitectónico y un mayor naturalismo. También adquiere gran importancia la escultura funeraria, donde el retrato tiene un mayor realismo.

Se produce una humanización en los gestos y actitudes de los personajes. La atemporalidad y universalidad del personaje románico se reduce en el gótico a la coyuntura temporal de un momento concreto del tiempo y del espacio. De ahí que la escultura del gótico el personaje esculpido refleja las emociones y las vicisitudes de cualquier mortal.

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Este fenómeno de humanización y localización en el tiempo y espacio se percibe, aunque con signos opuestos, en las dos figuras más representadas de la escultura gótica. En el caso de la Virgen con el Niño, María adopta la forma de madre alegre y cariñosa que atiende a su hijo con amor maternal. Es fácil encontrar leves e incluso abiertas sonrisas en su rostro. Por el contrario, Cristo aparece doliente como un hombre normal enfrentado a su muerte.

En esta línea son elocuentes los gestos de pesar en la Virgen y San Juan en los numerosos Calvarios góticos que se conservan o en la escenas de la Piedad.

Como otros estilos artísticos, el gótico sufre una evolución desde el clasicismo del siglo XIII donde se busca la serena belleza del naturalismo idealizado hata un amaneramiento o manierismo que se advierte en la estilización y alargamiento de las figuras, en sus posturas en curva. Esto se deja entrever ya en el siglo XIV.

Por último, en la fase final donde convive con las primeras manifestaciones de Renacimiento predominan las esculturas de reyes, burgueses, y aristócratas.

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Las Gárgolas

Seres monstruosos de piedra; caras con colmillos amenazantes al final de largos cuellos, garras afiladas que se extienden hacia el cielo como advertencia en contra de comportamientos no adecuados. Son las gárgolas. Leones, dragones, serpientes y otras criaturas cuelgan de los frisos de decenas de iglesias, catedrales y edificios.

A decir verdad las gárgolas no son un invento reciente, ni siquiera de la Edad Media. Egipcios, griegos y romanos ya las incluían en sus majestuosas construcciones, por lo general en forma de animales conocidos, leones, perros, águilas, etc. Sólo hasta mediados del Medievo aparecen las figuras de seres mitológicos o imaginados.

Gargola

En las civilizaciones antiguas, los arquitectos las utilizaban como un aditamento práctico, pero con el tiempo algún listillo pensó que podían aprovecharse para enviar un mensaje al pueblo. En Egipto las esculpían en forma de león, para que su fiereza protegiera las construcciones del Dios Seth y sus castigos en forma de tormentas, y precisamente en ese detalle podemos encontrar su origen.

Las gárgolas no son más que un sistema para canalizar el agua de lluvia y expulsarla a cierta distancia del edificio para que no dañara la piedra, o el mortero con que se unían los bloques nada más prosaicos. Lo normal es que en la espalda de la gárgola se tallase un canal por el que el agua llegase a la boca, y desde ahí al suelo a la mayor distancia posible, y por eso lo de los largos cuellos

Grotesca

Durante la Edad Media, una época en la que la mayoría de los ciudadanos no tenía acceso a la educación, cuando las gárgolas fueron aprovechadas para enviar un mensaje visual. Los patrocinadores de las grandes catedrales querían que la gente creyera que las figuras amenazantes las protegían de los malos espíritus, esto es, que la Catedral era un lugar seguro y debían acudir a ella lo más frecuentemente posible.

No a todos los curas les gustaba la idea de colocar criaturas inexistentes en las iglesias, pero a juzgar por la expansión del catolicismo y su poder en la Europa medieval, a la mayoría no les molestaba. Como suele suceder en estos casos, las gárgolas tienen una leyenda y hay una en Francia que “explica” su origen, o al menos el de su nombre. Se supone que una especia de dragón, con sus alas y fuego por la boca, aterrorizaba a los viajeros que transitaban por un camino.

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Fuentes:
http://www.ejemplode.com/63-arte/3729-caracteristicas_del_arte_gotico.html
http://www.arteguias.com/esculturagotica.htm
http://www.historiayarte.net/a-escultura-gotica.html
http://www.cienciahistorica.com/2015/05/09/los-arquitectos-ponian-gargolas/

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